miércoles, enero 10, 2007

Insomnio

InsomnioNo puedo dormir. Son las 2:50 am y sigo tan despierto como cuando inicié el día (ayer) tomando un café con leche. Es realmente horrible: la noche descansando a tu lado tranquila; uno con una sensación de ansiedad y sueño congelado. Los párpados no me pesan; me arden. No los puedo cerrar pero me lo piden a gritos. Mi cabeza está a punto de estallar (sin que me duela).

Preocupaciones varias: trabajo, mujeres, más trabajo, ilusiones, una mujer. Una pared blanca, blanquísima sin cuadros me ciega el sueño mucho más todavía. Sin cuadros y blanca. Reluciente todo. Mis ojos más abiertos que nunca sin música ni televisión. Es la tortura del insomnio: no puedes dormir ni descansar, sólo distraer la atención (ver televisión no es una de esas, por eso estoy sobre el teclado) hasta claudicar ante Morfeo y su grata impertinencia.

Sigo despierto. Son las 3:21 am. Los párpados se me van cerrando, pero ahora lucho por mantenerme en pie y con la consciencia en ristre hasta el final (cuando me duerma desangrado de sueño sin darme cuenta). Probablemente sea porque quiero terminar esta nota. Y porque esta noche no quiero tomar un Lexotan.

2 comentarios:

Ramón Benjamín dijo...

El problema ha de ser la blanca pared compañero de insomnios...o será simplemente el insomnio...¿por qué a las 2 de la madrugada llegan tan claros los temas que a las 2 de la tarde no nos acompañan?
saludos, excelente blog, al menos sirve de algo esa falta de sueño

Alquimista dijo...

Creo que debe ser el reflejo que me da esa pared sin cuadros, blanca. O quizás la soledad obligada del insomnio que me busca una salida.

Gracias por leerme Ramón.